1ª lectura: Isaías 53,10-11; Salmo 33(32),4-5.18-19.20.22; Hebreos 4,14-16; Evangelio según San Marcos 10,35-45.
Queridos/as hermanos/as:
¡Qué bueno es Dios!, que siendo el Omnipotente Creador del cielo y la tierra, por amor a nosotros, en Jesús, se hizo el servidor de todos; siendo el primero se hizo el último.
De esta manera se cumplió en Él la profecía de Isaías que leemos en la primera lectura: Jesús ofreció su vida para salvarnos, su fidelidad para reconciliarnos con Dios, cumpliendo así su voluntad. Ésto lo hizo amándonos hasta el extremo, hasta la muerte y muerte de Cruz.
Antes del episodio del evangelio que leemos hoy, Jesús le anuncia por tercera vez su Pasión a los discípulos, cómo será traicionado, torturado y asesinado, pero resucitado a los tres días. ¿Cuál es la respuesta de los discípulos? Pedirle los primeros puestos, buscar poder.
Es lastimoso ver que los discípulos no están en sintonía con Jesús. Él les abre el corazón, les anuncia lo que va a sufrir, y ellos... se preocupan por el poder. Además, la actitud de Santiago y Juan es "desubicada", en el sentido literal de la palabra: salen de su lugar de discípulos y se colocan en el lugar del maestro cuando le dicen "queremos que nos concedas lo que te vamos a pedir", le ordenan al maestro lo que tiene que hacer según ellos. La pregunta de Jesús "¿Qué quieren que haga por ustedes?" es una preciosa oportunidad que pierden: le podrían haber pedido mucha gracia para ser mejores discípulos, pero no, le piden los primeros puestos. Jesús les hace notar sobre lo inadecuada de la propuesta, y les pregunta si serán capaces de pasar por lo que Él va a pasar. La respuesta de los dos Apóstoles es una muestra de soberbia: "podemos". Los otros diez se indignan con Santiago y Juan. ¿Por qué habrá sido? ¿Por no estar en sintonía con lo que el Maestro les acababa de revelar respecto a su Pasión? No lo creo. Más bien, se enojaron porque los otros dos les ganaron de mano, les sacaron ventaja, porque en definitiva ellos querían lo mismo. Ésto lo afirmo tomando en cuenta el discurso posterior de Jesús sobre el servicio; y lo digo no para criticar a los Apóstoles, sino para tomar conciencia de que Dios nos ama y nos acepta tal como somos, con nuestros defectos y virtudes, que Él no eligió a los Apóstoles por ser santos, sino que eran personas comunes que con su ayuda y amor llegaron a ser santos.
A continuación, Jesús les vuelve a enseñar que "el que quiera ser grande, que se haga servidor de ustedes; y el que quiera ser el primero, que se haga servidor de todos"; y lo enseña de palabra y de obra. Jesús mismo, siendo el Primero, se hizo el último, por amor a nosotros. ¿Cuándo? Desde su Encarnación, pero especialmente en la cruz, donde muere como el más marginado, como un maldito. En la cruz realmente se hizo el último de todos, y gracias a ese amor entregado, también se cumplieron las palabras del salmo "el amor de Dios desciende sobre nosotros", y por eso, "la tierra está llena de su amor".
Es un regalo que no merecemos, pero es también una tarea. Como dice Hebreos: "permanezcamos firmes en la confesión de nuestra fe"... "Vayamos, entonces, confiadamente al trono de la gracia, a fin de obtener misericordia y alcanzar la gracia de un auxilio oportuno"; confiados en las palabras del salmo: "Los ojos del Señor están fijos sobre sus fieles, sobre los que esperan en su misericordia, para librar sus vidas de la muerte y sustentarlos en el tiempo de indigencia".
A este Dios que es tan bueno, vamos a pedirle que nos regale su Gracia, para tomar conciencia de su amor entregado por nosotros en la cruz; y a María, nuestra Madre que nos ayuda, ella que es la "servidora del Señor" por excelencia, que nos regale humildad para evitar la tentación del poder, y seguir el ejemplo de su Hijo que "no vino para ser servido, sino para servir y dar su vida en rescate por una multitud".
De esta manera se cumplió en Él la profecía de Isaías que leemos en la primera lectura: Jesús ofreció su vida para salvarnos, su fidelidad para reconciliarnos con Dios, cumpliendo así su voluntad. Ésto lo hizo amándonos hasta el extremo, hasta la muerte y muerte de Cruz.
Antes del episodio del evangelio que leemos hoy, Jesús le anuncia por tercera vez su Pasión a los discípulos, cómo será traicionado, torturado y asesinado, pero resucitado a los tres días. ¿Cuál es la respuesta de los discípulos? Pedirle los primeros puestos, buscar poder.
Es lastimoso ver que los discípulos no están en sintonía con Jesús. Él les abre el corazón, les anuncia lo que va a sufrir, y ellos... se preocupan por el poder. Además, la actitud de Santiago y Juan es "desubicada", en el sentido literal de la palabra: salen de su lugar de discípulos y se colocan en el lugar del maestro cuando le dicen "queremos que nos concedas lo que te vamos a pedir", le ordenan al maestro lo que tiene que hacer según ellos. La pregunta de Jesús "¿Qué quieren que haga por ustedes?" es una preciosa oportunidad que pierden: le podrían haber pedido mucha gracia para ser mejores discípulos, pero no, le piden los primeros puestos. Jesús les hace notar sobre lo inadecuada de la propuesta, y les pregunta si serán capaces de pasar por lo que Él va a pasar. La respuesta de los dos Apóstoles es una muestra de soberbia: "podemos". Los otros diez se indignan con Santiago y Juan. ¿Por qué habrá sido? ¿Por no estar en sintonía con lo que el Maestro les acababa de revelar respecto a su Pasión? No lo creo. Más bien, se enojaron porque los otros dos les ganaron de mano, les sacaron ventaja, porque en definitiva ellos querían lo mismo. Ésto lo afirmo tomando en cuenta el discurso posterior de Jesús sobre el servicio; y lo digo no para criticar a los Apóstoles, sino para tomar conciencia de que Dios nos ama y nos acepta tal como somos, con nuestros defectos y virtudes, que Él no eligió a los Apóstoles por ser santos, sino que eran personas comunes que con su ayuda y amor llegaron a ser santos.
A continuación, Jesús les vuelve a enseñar que "el que quiera ser grande, que se haga servidor de ustedes; y el que quiera ser el primero, que se haga servidor de todos"; y lo enseña de palabra y de obra. Jesús mismo, siendo el Primero, se hizo el último, por amor a nosotros. ¿Cuándo? Desde su Encarnación, pero especialmente en la cruz, donde muere como el más marginado, como un maldito. En la cruz realmente se hizo el último de todos, y gracias a ese amor entregado, también se cumplieron las palabras del salmo "el amor de Dios desciende sobre nosotros", y por eso, "la tierra está llena de su amor".
Es un regalo que no merecemos, pero es también una tarea. Como dice Hebreos: "permanezcamos firmes en la confesión de nuestra fe"... "Vayamos, entonces, confiadamente al trono de la gracia, a fin de obtener misericordia y alcanzar la gracia de un auxilio oportuno"; confiados en las palabras del salmo: "Los ojos del Señor están fijos sobre sus fieles, sobre los que esperan en su misericordia, para librar sus vidas de la muerte y sustentarlos en el tiempo de indigencia".
A este Dios que es tan bueno, vamos a pedirle que nos regale su Gracia, para tomar conciencia de su amor entregado por nosotros en la cruz; y a María, nuestra Madre que nos ayuda, ella que es la "servidora del Señor" por excelencia, que nos regale humildad para evitar la tentación del poder, y seguir el ejemplo de su Hijo que "no vino para ser servido, sino para servir y dar su vida en rescate por una multitud".
No hay comentarios:
Publicar un comentario