Comentarios a las lecturas de la Misa diaria.

domingo, 14 de febrero de 2016

Domingo I de Cuaresma, ciclo C.

1ª lectura: Deuteronomio 26,4-10; Salmo 91(90),1-2.10-11.12-13.14-15; 2ª lectura: Romanos 10,8-13; Evangelio según San Lucas 4,1-13.

Queridos/as hermanos/as:

¡Qué bueno es Dios!, que por amor a se hizo igual a nosotros en todo menos en el pecado, y vivió todo lo que nosotros vivimos, incluso las tentaciones.

Estamos en el inicio del tiempo de Cuaresma, tiempo de preparar el corazón para celebrar el acontecimiento más importante de nuestra vida: la entrega del Amor que nos salvó, la Pascua.
Queremos acercarnos a Dios, pero el mal espíritu nos quiere alejar y nos tienta.

Meditamos en el evangelio las tentaciones de Jesús, que los estudiosos dicen no constituir un hecho puntual, sino que estas tentaciones estuvieron presentes a lo largo de toda su vida. Veamos:

1) "Convertir las piedras en pan". La tentación de utilizar su poder de manera mágica para resolver los problemas. Leído así parece muy burda, pero en el fondo está la pregunta que se hacen tantos: si existe Dios, ¿por qué hay hambre en el mundo? Luego de la multiplicación de los panes, Jesús reprende a quienes lo siguen solo porque les dio pan hasta saciarse y no por sus palabras de vida. Es que su misión no era erradicar el hambre del mundo; ésa es nuestra misión, porque Él creó alimentos para todos, pero que existan personas al borde de la muerte por la hambruna es fruto del egoísmo del ser humano, y Dios lo permite por un misterio difícil de comprender: la libertad humana. Es que si Dios resolviera nuestros problemas de manera "mágica" (como "Deus ex machina") anularía nuestra libertad, y perderíamos la dignidad de personas que Él nos regaló, porque sólo puede amar quien es libre. Por esto, "no solo de pan vive el hombre".

2)  "Te daré todo este poder". La tentación de dominar y oprimir, de utilizar el poder para beneficio personal. Luego de la multiplicación de los panes quisieron tomar a la fuerza a Jesús para proclamarlo rey. Muchos esperaban que Jesús fuese el libertador de Israel a fuerza de persuasión y espada. Pero como dice San Pablo: "Él, que era de condición divina, no consideró esta igualdad con Dios como algo que debía guardar celosamente: al contrario, se anonadó a sí mismo, tomando la condición de servidor y haciéndose semejante a los hombres". "Él, siendo rico, se hizo pobre para enriquecernos con su pobreza". El poder de Jesús, es un poder que se hace servicio, por amor, para salvarnos. Todos poseemos cierta porción de poder: ¿cómo lo ejercemos?

3)  "Si tú eres Hijo de Dios, tírate..." El mal espíritu es astuto, y utiliza la Palabra de Dios para tentarnos, como diciéndonos, "si es cierto que Dios te ama, entonces no puede permitir que te pase nada malo". Es una tentación muy presente en nuestra vida. Dijimos que Dios nos creó libres para amar; por esto, no nos guarda en una "cajita de cristal" para que no nos pase nada. Pero cuando sufrimos algún accidente, o pasamos por alguna experiencia que consideramos negativa, experiencias propias de la vida, nos surge esa pregunta fruto de nuestra emoción afectada "¿por qué Dios permitió esto?, ¿por qué no me protegió? Esto hace que nos enojemos y nos alejemos de Dios, dejando satisfecho al mal espíritu. Jesús nos invita a apoyarnos en su Palabra. Su amor sostiene nuestra existencia.

Jesús venció las tentaciones siendo uno de nosotros, enseñándonos que también nosotros podemos vencerlas con su ayuda. Porque, como dice San Pablo, "La Palabra está en tu boca y en tu corazón... El que cree en él, no quedará confundido... todo el que invoque el nombre del Señor se salvará"

Por esto, cuando sintamos que nos acecha el peligro recordemos las palabras del salmista: "En el peligro, Señor, Tú estás conmigo"; Él es nuestro refugio, nos cuida en todos nuestros caminos, nos defiende y protege.

A Dios, le pedimos Gracia para mantenernos firmes en la fe; a María, le pedimos que nos ayude a tener un corazón dispuesto para recibir su Palabra, la única que nos sana y salva.

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