Comentarios a las lecturas de la Misa diaria.

domingo, 15 de noviembre de 2015

Domingo XXXIII del tiempo ordinario, ciclo B.

1ª lectura: Daniel 12,1-3; Salmo 16(15),5.8.9-10.11; Hebreos 10,11-14.18; Evangelio según San Marcos 13,24-32.

Queridos/as hermanos/as:

¡Qué bueno es Dios! que, como dice el salmo, está a nuestro lado y por eso no vacilaremos.

Nos acercamos al final del evangelio de Marcos, y al de nuestro año litúrgico. Por eso, el evangelio nos invita a levantar la mirada y mirar hacia el horizonte, es decir, hacia lo que se viene.

El texto que hoy meditamos se encuentra en el capítulo 13, donde Jesús anuncia la destrucción de Jerusalén, acaecida en el año 70 D.C. y el fin del mundo. El género literario que utiliza es el apocalíptico. Un género literario es como un molde en el que se vuelca la masa; es decir, lo importante de este género no es fijarse en las imágenes que nos describe, que son el molde, sino en el mensaje que quiere trasmitir. Este mensaje es "levanta la mirada", aunque el mal parezca avasallarnos, aunque despliegue todo su poderío, aunque parezca reinar el odio y la muerte, al final es el bien y el amor de Dios el que triunfa.

Por eso, el salmista nos invita a confiar en Dios que nos protege, que nos enseña el sendero de la vida y está siempre a nuestro lado. Confiando en Él no vacilaremos.

Pero el evangelio de hoy también nos invita a estar vigilantes, y buscar seguir creciendo en la fe y el amor, a no dejarnos estar, a buscar crecer como si el mundo se fuese a terminar en un instante. Esto, sostenidos en la confianza que nos trasmite la carta a los Hebreos, de que Jesús se ofreció a sí mismo para el perdón de nuestros pecados.

A este Dios que es tan bueno, le vamos a pedir que nos ayude a creer y confiar más en Él; y a María, nuestra Madre que nos ayuda, que nos proteja y ayude a levantar la mirada, para comprender que la última palabra sobre nuestra vida es la de la Vida y el Amor de Dios para nuestra felicidad.

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