Comentarios a las lecturas de la Misa diaria.

sábado, 9 de abril de 2016

Domingo III de Pascua.

1ª lectura: Hechos de los Apóstoles 5,27b-32.40b-41; Salmo 30(29),2.4.5-6.11.12a.13b; Apocalipsis 5,11-14; Evangelio según San Juan 21,1-19.

Queridos/as hermanos/as:

¡Qué bueno es Dios!, que nos ama y nos acepta, con nuestros defectos y virtudes, y así, tal como somos, nos llama a ser sus misioneros/as.

Al contemplar este hermoso fragmento del Evangelio de Juan, es éste el punto que creo unifica ambas partes del relato, es decir, la pesca milagrosa, y el diálogo a solas con Pedro.

El episodio se desarrolla donde todo comenzó para los discípulos, en el mar de Galilea, entre las tareas cotidianas, la pesca. Es interesante la lista de discípulos que nos da Juan. Son los que más conocemos, en sus defectos y virtudes: Pedro, "piedra" sobre la que Jesús funda su Iglesia, pero también piedra de tropiezo (por ej: cuando "rezonga" a Jesús por su iniciativa de ir a Jerusalén donde lo esperan las autoridades para matarlo), piedra también por lo duro que se le hace comprender algunas enseñanzas de Jesús; Juan y Santiago, a quienes Jesús apodó "hijos del trueno": podemos imaginar cómo sería el carácter de éstos para que Jesús les pusiera ese apodo, y de hecho el Evangelio nos muestra su agresividad cuando le preguntan a Jesús si podían hacer caer fuego del cielo para que consumiera a un pueblo que no los recibió, aún cuando venían escuchando durante tres años de Jesús que Dios es un Padre misericordioso que lo envió no para condenar al mundo, sino para salvarlo; Tomás, a quién recordamos por su incredulidad después de la Resurrección; Natanael, que cuando le dijeron que habían encontrado al Mesías, Jesús de Nazareth, respondió "¿de Nazareth puede salir algo bueno?" Es decir, Jesús no eligió una élite de puros y santos para que lo siguieran; eligió personas comunes y corrientes como nosotros, con defectos y virtudes, y con su ayuda y amor, llegaron a ser los santos Apóstoles que conocemos. De todas formas quiero destacar la actitud de ellos de no romper la comunidad. Aunque es "de noche", aunque no ven nada, aunque están llenos de incertidumbre y confusión, se mantienen unidos. Y aparece Jesús en la orilla.

Este es un detalle hermoso del evangelista. Los discípulos están de noche, en la oscuridad. La sola presencia de Jesús, Luz del mundo, es un amanecer para ellos.

Luego sucede la pesca milagrosa, tal como aquella primera vez. Por los gestos y palabras, el discípulo amado reconoce a su Maestro, y lo anuncia a Pedro: "Es el Señor". Es otro hermoso detalle. Cuántas personas en nuestra vida nos han mostrado el paso de Dios, ayudándonos a darnos cuenta de que "Es el Señor"; y qué lindo si pudiésemos ser esa persona para los demás, si pudiésemos ayudar a los demás a acercarse a Jesús.

Nuestro querido Pedro, una vez más "se tira al agua", pero esta vez decidido y sin miedo, impulsado por el enorme deseo de encontrarse con su Señor, Aquél al que él había negado conocerlo. Por eso, después de comer juntos, Jesús invita a charlar aparte a Pedro, y le ofrece a través de un triple cuestionamiento, sanar su triple negación. En el texto original (escrito en griego) nos damos cuenta de cómo en este cuestionario Jesús va bajando el grado del amor hasta llegar al que Pedro puede reconocer como suyo. Es hermoso ver cómo la respuesta de Pedro está lejos de aquel fervor de "te seguiré adonde vayas" o "yo daré mi vida por Ti". Apenas puede contestar un tímido "Señor, tú lo sabes todo; sabes que te quiero", pero es ésta, la respuesta más auténtica de un Pedro que reconoce su debilidad, y que sin la ayuda de Jesús no puede llegar lejos. Más hermoso es que a este Pedro, el que lo negó tres veces, el que reconoce su debilidad y le responde tímidamente, a este Pedro Jesús lo llama igual que la primera vez: "sígueme".

Este hermoso texto es una invitación para tomar conciencia de que Dios nos ama y nos acepta tal como somos, y así, con nuestros defectos y virtudes nos llama a seguirlo.

A este Dios tan bueno, vamos a pedirle tomar conciencia de esto, y a María, Madre de Misericordia, vamos a pedirle que nos ayude a ser como el discípulo amado, que ayude a otras personas a descubrir en sus vidas "es el Señor". 

No hay comentarios:

Publicar un comentario